No siempre podemos estar en el mes de junio ni en los paradisíacos paisajes de Viveiro pero el Resu nunca nos abandona y nos acerca el resto del año a nuestras localidades esa adrenalina que necesitamos con su Route Resurrection y el sábado 08 de noviembre tenía una parada estelar en la Sala Capitol de Santiago .



La noche empezó con DeathbyRomy, el proyecto de la cantante y compositora estadounidense Romy Maxine Flores, originaria de Los Ángeles. Con su mezcla de pop oscuro, electrónica industrial y teatralidad, la artista ha ganado notoriedad por su capacidad de alternar vulnerabilidad y fuerza en el escenario. A las 21:15 apareció entre luces frías y humo espeso, abriendo con "SEE U ON THE OTHER SIDE" y sumergiendo a la sala en una atmósfera envolvente. Romy estuvo acompañada, como es habitual en sus actuaciones en directo, por sus íntimas compañeras Jayden Hammer a la guitarra y Cheska Zaide al bajo, aportando cuerpo y fuerza a cada tema. Su propuesta fue creciendo canción a canción: "XXXhibitionist" y "I Kill Everything" marcaron el tono más visceral; "Crash" y "City of Angels" hicieron que el público pasara de la curiosidad inicial a una entrega sincera, mientras "LITTLE DREAMER" mostraba su lado más melódico. En "Burn This City" y "DIE FOR YOU / BDSM" se desató el pulso más físico de su set, con teatralidad y dramatismo. "Hellhound" sonó como un rugido elegante y, tras "Guerra" y "No Mercy", "Pray to Me" cerró la actuación con un clímax emocional poderoso: una voz capaz de moverse entre la fragilidad y la furia con la misma naturalidad con la que encendía la sala. Además, presentó y firmó a todos los presentes "Hollywood Forever", su último álbum, que vio la luz en 2025, consolidando una etapa brillante y muy personal de su carrera. DeathbyRomy demostró que su oscuridad no es hermética, sino expansiva, y que su directo se sostiene sobre una presencia escénica magnética y una intensidad que no necesita artificios.



Minutos después, la sala se sumergió en penumbra y un zumbido electrónico anticipó el caos. Enter Shikari, la banda británica formada en 2003 en St Albans y liderada por Roughton “Rou” Reynolds (voz gutural, programación, teclado, sintetizador y guitarra acústica), junto a Liam “Rory” Clewlow (guitarra y coros), Chris Batten (bajo y coros) y Rob Rolfe (batería, percusión y coros), apareció con la sala llena y las ganas en todo lo alto. Conocidos por fusionar post-hardcore, electrónica y mensajes sociales en sus letras, los británicos llevan más de veinte años ofreciendo directos intensos que combinan energía, mensaje y conexión con el público. Salieron a escena con "Bloodshot (Shikari Sound System Remix)" y "{ The Dreamer’s Hotel }", encendiendo al público desde el primer minuto, y a partir de ahí todo fue un avance constante sin apenas respiro. "Anaesthetist", "Juggernauts" y "Sssnakepit" mantuvieron el nivel de intensidad y la interacción con el público fue memorable: en medio de un pogo, Chris Batten tocó su bajo alzado sobre la multitud, un gesto que provocó vítores y coros instantáneos, mientras momentos como "It Hurts" o "The Last Garrison" llevaron el concierto a un terreno más emotivo, coreado por toda la sala. "Live Outside", "satellites* *", "THE GREAT UNKNOWN", "Arguing With Thermometers" y "Destabilise" alternaron tensión y euforia, con la banda moviéndose cómoda en un espacio compacto y permitiendo que las canciones hablaran por sí mismas. "Stop the Clocks" y "Rabble Rouser" subieron de nuevo el pulso, mientras "Havoc B" y "Sorry, You’re Not a Winner", enlazada con un remix de "Pendulum", desataron la locura colectiva. El cierre con "...Meltdown" y "A Kiss for the Whole World x" dejó la sensación de haber asistido a un concierto sólido, emotivo y explosivo, donde cada asistente salió con su propia lectura de la noche, pero con un sentimiento común: haber vivido algo memorable.



Rou Reynolds, hiperactivo y carismático, convirtió el concierto en algo más que una sucesión de canciones. Habló sobre empatía, unidad y resistencia, conectando con el público gallego con una cercanía sincera. Cada palabra encontraba eco en una sala que respondía con saltos, coros y sonrisas. La Capitol sonó impecable, envolviendo la mezcla de guitarras, sintetizadores y voces en un equilibrio perfecto que multiplicó la sensación de estar dentro de algo colectivo y efervescente.
La noche fue un viaje de lo oscuro a lo luminoso, de la introspección a la euforia. DeathbyRomy abrió heridas; Enter Shikari las selló con electricidad. Cuando las luces se encendieron, el sudor y las voces roncas eran la prueba de que lo que se había vivido no era un simple concierto, sino una experiencia compartida. Santiago fue, por una noche, el epicentro de un terremoto sonoro y emocional que recordó por qué Enter Shikari siguen siendo una de las bandas más visionarias del rock alternativo actual.
Os dejamos con la galería de foto de la jornada: