Bewis de la Rosa llegó, venció y se marchó dejando la sensación entre el público de haber asistido al concierto de una artista que está en línea ascendente. Lo hizo después de ofrecer el pasado viernes 7 de marzo un concierto en la sala Garufa de A Coruña en el que no faltó la reivindicación que caracteriza a la artista madrileña, pero tampoco el baile, el humor y el talento que atesora desde que asomó la cabeza en el circuito musical.
El concierto comenzó con la cantante saliendo de camerinos para cantar entre el público, mirando a más de uno de los presentes fijamente a los ojos y generando de esta forma una conexión que se vería reflejada a lo largo del resto de canciones que interpretó. No le hizo falta ningún acompañamiento musical, pues con su voz fue capaz de conseguir el silencio entre los asistentes para conseguir que entrasen de lleno en la propuesta que iba a ofrecer. Fue uno de los pocos momentos íntimos que se vivieron a lo largo de esa noche, pues a partir de ese momento la intensidad fue en aumento.
No faltó de nada en la hora y media aproximada que duró el concierto. En ese tiempo, y acompañada de una escenografía en la que Bewis de la Rosa recreaba la casa de su abuela, desplegó su poderío y versatilidad vocal. Se vivieron momentos en los que el rap (rural) fue el predominante, así como otros en mucho más melódicos. Pero todos con el denominador común que provocaba que no se pudiese parar de mover cabeza, brazos y cuerpo. Entre medias de cada uno de los temas aportó reivindicación, abogó por defender lo ecológico de verdad, el soltar el lastre de pensamientos o enseñanzas caducos y el mirar con optimismo y alegría hacia el futuro. Todo con una buena dosis de humor, algo que sin duda ayudó a que el público estuviese mucho más enganchado.

Una conexión gracias a la cual consiguió que la gran mayoría de los asistentes siguiese al dedillo cada una de sus indicaciones. Cuando pidió coros los consiguió. Lo mismo con los aplausos. E incluso a la hora de pedir que se tirasen todos al suelo o la siguiesen por toda la sala realizando una conga o con un “pogo manchego” donde las jotas o las muiñeiras sustituyeron a los habituales choques de estos momentos. Toda esta amalgama de situaciones provocó que la temperatura se elevase, provocando incluso la sorpresa de la propia Bewis al comentar que no se esperaba tener que quitarse ropa en el norte de España.
La parte negativa fue la asistencia, que rondaba la mitad del aforo, pues visto el espectáculo la respuesta del público tendría que haber sido mayor. Pero, visto lo visto, no hay duda de que la próxima visita de la interprete madrileña se verá recompensada con un recinto que mostrará su mejor versión. No sería para menos, pues Bewis de la Rosa demostró que es una de las cantantes femeninas más en forma y quien tiene más recorrido por delante. Por su voz, su talento y por ofrecer una propuesta musical que escapa a los estándares que estamos acostumbrados a ver.
Fotos: Daniel Pose
Redacción: Daniel Pose