El Sábado el festival abrió sus puertas muy temprano y el recinto comenzó rápidamente a llenarse de gente que no quería perderse ninguno de los conciertos del festival, bajo un cielo entreabierto, que no sabíamos si nos depararía una jornada como la inicial o de calor como la del día anterior, se veía ya una marea de personas coloridas subir por la Ría das Estrellas hacía el recinto. La tercera jornada del festival comenzó con una sorpresa local para los visitantes de otras comunidades y un disfrute para los que los vemos crecer concierto a concierto: Capital Voskov. La banda pontevedresa irrumpió con fuerza presentando su disco debut “Abrir el Juego”. Con una propuesta musical que mezcla reminiscencias a Supersubmarina y un Alfonso Gallardo con rasgos vocales al mejor estilo Bunbury, lideró un concierto lleno de intensidad. Durante el concierto sonaron temas como " Edimburgo ", " Abrir el Juego ", " Monty Hall " o " Canción de Amor " donde la vo...
Entre cables y corazones: Paul Thin en la Capitol
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Santiago vibró este fin de semana con la llegada de Paul Thin, el joven artista nacido en Armilla (Granada) que, tras su paso por Operación Triunfo, no ha hecho más que crecer, pulir su universo artístico y conectar con una audiencia que lo sigue con verdadera devoción. En una Sala Capitol completamente llena, Paul ofreció un espectáculo que se movió entre lo íntimo, lo emocional y lo futurista. Y lo hizo sin banda, pero con una puesta en escena poderosa, acompañado por cuatro bailarines (dos chicos y dos chicas), proyecciones envolventes y una estética tan cuidada como impactante.
El concierto comenzó con una proyección sobre la gran pantalla del fondo del escenario: un vídeo introductorio titulado Informe Médico, que sumergía al público en su imaginario de glitch, fragilidad y ciencia ficción. Fue solo entonces, tras ese primer impacto visual, cuando Paul Thin apareció en escena para dar paso a "Vértigo", el verdadero punto de partida musical de la noche.
Desde ese instante, quedó claro que aquello no era solo un concierto, sino una experiencia. El público, mayoritariamente adolescente y femenino, coreaba cada palabra como si les perteneciera. Paul, entre canciones, se mostró cercano, entregado y muy cómodo: “Qué bien se está en Galicia, de verdad. Y qué se pega vuestro acento.”
Uno de los primeros momentos memorables llegó con “La camarera / Lola”, que introdujo con una frase que pareció condensar todo el sentido del concierto: “Pero para todo reinicio hace falta un inicio.”
Y ese reinicio tenía nombre: "Snawpoint", el nuevo trabajo que verá la luz apenas unos días después del concierto, un híbrido entre EP y largo que convivió en el repertorio con temas ya conocidos de Reboot, su primer disco.
Durante la noche, los regalos del público no dejaron de llegar. Paul los fue recogiendo con emoción visible, y entre ellos destacó una bandera de Galicia con un mensaje escrito a mano, largo y emotivo, que lo hizo sonreír y agradecer una y otra vez. Algunos asistentes llevaban siguiéndolo por toda la península, e incluso hubo quien lo animó a las puertas de la Academia. En medio de la emoción, una queja común flotaba entre fans: “Cuatro minutos de meet and greet se hacen muy cortos.”
Si el espectáculo jugaba constantemente con lo visual y lo performativo, "Brisa / ESC" fue el respiro, la grieta de verdad pura. Paul se sentó solo, guitarra en mano, y el escenario se quedó en silencio. El foco bajó la intensidad y por unos minutos desapareció la maquinaria escénica. Lo que quedó fue su voz, sus dedos en las cuerdas y una emoción contenida que cruzaba la sala de punta a punta. Fue un momento de confesión y ternura, como si compartiera con el público una carta que aún no se ha enviado.
Pero si hubo un momento que se ganó la ovación absoluta, fue "Descanso". Paul quedó solo en el escenario, completamente expuesto, mientras en la pantalla se proyectaba una catedral en plena noche, imponente y solemne, bajo una lluvia persistente que caía sobre sus muros como si el tiempo también llorara. La escena tenía algo de rito, de confesión futurista. Con apenas unos movimientos suaves, casi ceremoniales, Paul condujo al público a un clímax emocional.
Y entonces, en el exquisito final coreografiado de la canción, sucedió la magia: las prótesis que llevaba en el rostro comenzaron a iluminarse como cables LED, emitiendo destellos que lo convirtieron en ese joven modificado del que canta. Un cuerpo intervenido, un alma en pausa. Fue belleza distópica. Una imagen poderosa que quedará en la retina de muchos, como si por unos segundos estuviésemos dentro de su mundo, ese donde la tecnología se funde con el dolor, con la identidad, con el deseo de seguir siendo humano.
La estética no fue un complemento, sino parte del relato. Paul vestía una cazadora y pantalón vaquero rotos, con costuras visibles y detalles robóticos: prótesis, cables, adornos metálicos que lo convertían en un híbrido entre humano y máquina. Por su parte, los bailarines llevaban atuendos que recordaban a un equipo de enfermería, añadiendo un aire clínico y despersonalizado, muy en línea con la narrativa de "Reboot" (2024).
Canciones como "Fiebre de Oro", "Reboot", "DÓNDe", "No hay" o "Quién", elevaron la energía y mostraron su capacidad para conectar, emocionar y sorprender.
Paul Thin no necesitó más que su voz, su visión y su autenticidad para llenar cada rincón de la Capitol. Lo suyo no es una moda, es un discurso. Uno que fusiona lo emocional y lo digital, lo sensible y lo escénico. Galicia le devolvió el amor en forma de gritos, regalos y respeto. Y él respondió con arte.
Os dejamos con la galería de fotos completa del concierto: