A veces no hace falta saber lo que viene para estar preparado. Basta con confiar. Eso es, en gran parte, lo que convierte al Festival Sinsal SON EG en una experiencia única e inigualable. Uno llega a la Isla de San Simón sin saber qué artistas escuchará, pero con la certeza de que algo especial va a ocurrir. Y este domingo volvió a pasar.
El viaje en barco ya actúa como transición: el murmullo del agua, las primeras miradas cómplices entre desconocidos, la brisa que cambia el ambiente, el sol que te empieza a acariciar a primeras horas de la mañana y boom! al pisar la isla, el cartel se desvela y empieza el ritual, y en esta edición ya con el primer concierto en el puerto, nada más desembarcar las Tanxedoras nos recibían de lujo al ritmo de sus panderetas y panderos, que mejor recibimiento que nuestra música tradicional y estas grandes voces.


La jornada arrancó con una doble apertura a las 13:40h. En el escenario Malmequeres, Pedro Blázquez DJ (Barcelona) empezó a tejer el ambiente con una sesión sutil y elegante, perfecta para dejar atrás el continente y dejarse llevar. En paralelo, en el escenario SON Estrella Galicia, la andaluza Rocío Guzmán nos desarmó con una propuesta íntima y experimental que mezcla raíz andaluza, electrónica minimalista y una voz que parece venir de otro tiempo. Fue como si abriera un portal sonoro a algo ancestral y, a la vez, completamente nuevo.


A las 14:45h, nos fuimos al escenario Santo Antón Rock’n’Roll donde apareció BITOI desde Suecia y Dinamarca, con un sonido nada convencional y que nos dejo con la voca abierta. Los Suecos no son una banda de rock and roll si nos atenemos al nombre del escenario al que se subieron, sino una experiencia sonora hipnótica liderada por el bajista y compositor Cassius Lambert junto a un trío de voces femeninas. Mezclan el bajo eléctrico con técnicas vocales experimentales, susurrando, trinado o golpeando la garganta para imitar cantos de aves, formando armonías ancestrales y abstractas. El ritmo surge del pulso del bajo y de ese juego casi ritual de voces que, aunque mínimas en recursos, consiguen una densidad emocional brutal. Una propuesta tan delicada como poderosa que arrancó una gran ovación. La banda nos presento su trabajo: "Sirkulu" recién editado y del que interpretaron temas como: "
KE-TO-RO", "
TI-RI-MA" o "
SEKOMITSE" con la que cerraron su primer concierto en España.
La siguiente parada fue en el escenario Buxos FEST Galicia, a las 15:45h, con Arsenal Mikebe (Uganda), una de las grandes sorpresas del día. Ritmos africanos, spoken word, electrónica y percusión en vivo se fusionaban en un viaje sensorial y político. Su presencia escénica era hipnótica, y por momentos parecía que todo el bosque a su alrededor respiraba al ritmo de su música.



Después de una pequeña parada para alimentar el cuerpo con alguna de las riquísimas y variadas propuestas gastronómicas que nos ofrecía el festival regresamos al escenario SON Estrella Galicia para descubrir a Dog Race llegados del Reino Unido y que nos presentaron una propuesta oscura, densa y brillante al mismo tiempo. Ecos de post-punk, electrónica fría y una intensidad emocional que contrastaba maravillosamente con la calma de la isla. Fue una de esas actuaciones que no solo se escuchan, se sienten en el pecho. Temas como: "Terror", "Mouse", "Badger" o "Colours" hicieron las delicias del numeroso público que se acerco a la única banda que realizó dos shows en esta edición del festival.


A las 17:50h, de nuevo en el Buxos, Fin del Mundo llegadas desde Argentina ofreció un gran concierto en su primera visita a Galicia con su post-rock instrumental, teñido de melancolía y esperanza, parecía hecho a medida para el entorno. Las argentinas llegaban a Galicia para presentar en directo su último álbum, "Hicimos crecer un bosque" (2024). Con solo ocho canciones, el disco transita desde el indie rock y el post‑rock hasta el dream pop, el shoegaze y el emo, construyendo una narrativa sobre comunidad, resistencia y esperanza colectiva . Sobre el escenario, Lucía Masnatta, Julieta Heredia, Julieta Limia y Yanina Silva crearon un paisaje sonoro envolvente y profundamente emocional: guitarras etéreas y reverberantes se enlazaban con coros grupales que realzaban la idea de lo colectivo, mientras la voz de Lucía flotaba como una memoria compartida. Temas como el el atmosférico "El día de las flores" o "Vivimos Lejos" resonaron en la isla como hechizos musicales.


La tarde avanzaba y el cansancio empezaba a asomar, pero UCHE YARA (Austria), que apareció en el escenario SON Estrella Galicia a las 18:55h, nos devolvió la energía de un plumazo. Su mezcla de neo-soul, pop moderno y funk con guitarras llenó el espacio con frescura. Tiene algo que atrapa, una autenticidad que traspasa el escenario. Se notaba que no venía a cumplir, venía a disfrutar, y eso se contagia en temas como: "Golden Days", "Sasha", "Sloppy Kisser" o "Zuu".
Y entonces, cuando el sol ya empezaba a caer, llegó un momento muy poderoso del día. A las 20:00h, en el escenario Buxos, Asmâa Hamzaoui & Bnat Timbouktou (Marruecos) ofrecieron una actuación que fue más allá de lo musical. Gnawa puro, femenino, ritual. Voces que se entrelazaban como mantras, el guembri marcando el pulso, las qraqeb como corazones latiendo. No había que entender la letra para entenderlo todo. Fue un trance colectivo, una conexión profunda con algo que no sabría poner en palabras.
Y mientras el día moría en el horizonte, Pedro Blázquez DJ volvió al escenario Malmequeres para cerrar el círculo. Su sesión final fue una caricia, un acompañamiento suave para volver al puerto, al continente, al mundo real.
Sinsal no es un festival al uso. Es una experiencia en la que lo desconocido se convierte en belleza, en la que cada concierto parece pensado para ese instante concreto, y en la que el silencio entre actuaciones es tan importante como la música misma.
Lo que pasó este domingo en San Simón no se puede repetir. Pero los que estuvimos allí lo llevaremos dentro durante mucho tiempo. Y esa, quizás, sea la verdadera magia.
Os dejamos con la galería de fotos del festival: