Marc Anthony en A Coruña: una noche de salsa y contrastes en el Muelle de Batería

A Coruña vivió el pasado domingo 13 de julio uno de los conciertos más esperados del verano. Más de 12.000 personas llenaron el Muelle de Batería para recibir a Marc Anthony en una velada al aire libre, marcada por el ambiente festivo y la gran representación de público hispanoamericano («Veo muchas banderas de Paraguay, México, Chile, Puerto Rico, Venezuela, Cuba.. Muchas gracias» llegó a decir el artista). La ciudad, que durante el mediodía se vio sorprendida por la lluvia, mostró su cara más amable al caer la noche, regalando una apacible brisa veraniega que acompañó toda la actuación. 



Desde las 19:45 y con las puertas recién abiertas Pablo CM (un orgulloso artista con su reciente EP “INSTINTO” ya al alcance de todo el mundo), amenizaba la espera desde la mesa de mezclas, un trabajo de más de 2 horas que realizó con maestría, y menos mal que estaba él.



Desde primeras horas de la tarde se formaron largas colas para acceder al recinto, con asistentes soportando la lluvia e incluso el frío ocasional del norte. Pese a ello, la ilusión era palpable y la organización supo gestionar con solvencia la entrada masiva, demostrando un gran nivel de profesionalidad a lo largo de toda la jornada, incluso ante los contratiempos que vendrían después. 

El concierto comenzó con más de una hora de retraso y sin ninguna explicación oficial por parte del artista. Este retraso encendió la impaciencia y provocó silbidos y cierto malestar en parte del público, sensación que se arrastró durante buena parte del espectáculo. 

La noche arrancó con una larga introducción instrumental a cargo de la excelente banda de músicos de Marc Anthony. Mientras tanto, en las pantallas se proyectaban imágenes biográficas del artista, repasando su trayectoria y alimentando la expectación. Sin embargo, para muchos fue un pasaje demasiado extenso que no ayudó a calmar los ánimos. 



Finalmente, Marc Anthony apareció en escena para abrir con "Pa'lla voy", su más reciente apuesta por la salsa festiva y urbana, que logró conectar con el público más entregado desde el primer minuto. A continuación llegaron "Valió la pena" y "Y hubo alguien", dos de sus himnos más coreados, donde las palmas y el baile tomaron el protagonismo y el muelle empezó a vibrar como una gran pista de salsa. 

El momento romántico de la noche comenzó con "Hasta ayer", donde el público acompañó cada verso con emoción contenida. En este tema, Marc Anthony cedió gran protagonismo a su guitarrista, que se lució con un largo y sentido solo, arrancando una gran ovación del público y convirtiéndose en uno de los instantes más aplaudidos de la noche. Después llegó "Flor pálida", que se convirtió en uno de los grandes picos emotivos de la velada. Con "Volando entre tus brazos", Marc ofreció uno de los momentos más íntimos, invitando a balancearse y a corear cada frase como si fuera un susurro colectivo. 

Uno de los pasajes más comentados fue el medley de baladas "Abrázame muy fuerte / Almohada / ¿Y cómo es él?", donde el cantante dejó espacio al lucimiento instrumental y al coro del público, que convirtió el muelle en un karaoke multitudinario, entre luces de móviles y abrazos. 



El concierto retomó fuerza con "¿Qué precio tiene el cielo?", al grito de “¿Queréis salsa?” que sirvió de puente perfecto hacia el tramo final más rítmico y festivo. "Te conozco bien", con su energía característica, volvió a poner a bailar hasta a los más escépticos. 

Llegó entonces el turno de "Mala", uno de los momentos más divertidos y cómplices de la noche. Antes de empezarla, Marc Anthony bromeó con el público diciendo: "Aún no sé a quién dedicársela", arrancando risas y aplausos y reforzando esa cercanía que lo caracteriza. 

"Parecen viernes" trajo de nuevo el sabor tropical y ese espíritu de celebración que Marc Anthony maneja como pocos. "Tu amor me hace bien" se sintió como un gran canto colectivo al amor, preparando el terreno para el gran final. 



El clímax llegó con "Vivir mi vida", su himno absoluto y una invitación irrenunciable a la alegría. Fue el momento más vibrante de la noche: banderas al viento, saltos, lágrimas, abrazos y un mar de sonrisas que se contagiaron incluso a los que habían empezado la velada con dudas. 

Aunque cumplidora, su voz no alcanzó el brillo ni la fuerza que en otras ocasiones lo han encumbrado en directo. Pese a ello, la banda demostró un altísimo nivel y sostuvo el show con una base instrumental impecable, sumada a un sonido de gran calidad que se mantuvo uniforme y potente en todo el recinto. 

A pesar de los altibajos, el balance general fue el de una noche vibrante y multitudinaria que celebró la música latina en un entorno único. La organización demostró estar a la altura, manejando con temple los desafíos que se presentaron y garantizando una experiencia segura y cómoda para los miles de asistentes. 

En definitiva, una velada que dejó sensaciones encontradas: para muchos, una gran fiesta inolvidable; para otros, un concierto marcado por la espera y un Marc Anthony menos brillante en lo vocal. Pero, sin duda, una noche que el público coruñés recordará como un gran encuentro de ritmos, emociones y pasión latina frente al mar.