Tras un fin de semana más propio del otoño que del mes grande de las Festas do Apóstolo, tuvieron que llegar desde Australia tres jinetes del hard rock para espantar las nubes y dejar una noche despejada… y cargada de electricidad. El sol salió el lunes, y por la noche también lo hizo la música: Wolfmother llenaron la Sala Capitol con un concierto corto, intenso y sin concesiones, que dejó sin aliento a los fieles compostelanos del riff grueso y la distorsión analógica. Desde una hora antes del arranque, el ambiente ya empezaba a caldearse con una sesión DJ que mezclaba rock clásico en vinilo, y que se repitió también tras el concierto, prolongando el espíritu de la noche. Fue un auténtico placer ver cómo auténticos profesionales seguían pinchando con mimo, hilando cortes de Zeppelin, Hendrix o Sabbath con gesto preciso y sin recurrir a atajos digitales. Todo un homenaje a la vieja escuela que casó a la perfección con la propuesta de Wolfmother. En esta ocasión, la banda se presentó en...
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