El segundo día del Morriña Fest 2025 se saldó con un total de 14 propuestas musicales repartidas entre los dos escenarios del recinto principal (Estrella Galicia y A Coruña), más el concierto matinal de Inazio en el Palco de la Música de los Jardines de Méndez Núñez, al que no pudimos asistir. En esta jornada, marcada por el calor y un ambiente más ecléctico, volvimos a recorrer el festival a nuestro ritmo, dejando algunos fuera (a nuestro pesar), como los de Mar Lucas y Jhayco, que cerraban la noche.
La jornada comenzó con contundencia y calidad desde temprano y fue in crescendo hasta alcanzar su pico más multitudinario con Ozuna ya entrada la madrugada. Pero antes, hubo tiempo para emociones contenidas, pop vitalista, colaboraciones memorables y sonidos tan diversos como el flamenco indie, el rock revival, el urban latino o el pop festivalero.
El grupo vigués Querido, liderado por Andrés Ferreiro —hijo del mítico Iván Ferreiro— fue el encargado de inaugurar el escenario principal (Estrella Galicia) en la segunda jornada, bajo un calor abrasador. Con un timbre de voz muy similar al de la primera etapa de su padre en Los Piratas, Andrés se presentó vestido con una camiseta negra con el lema “Odio la Vida Moderna”, en homenaje a sus amigos Veintiuno, y ofreció un concierto sobrio y elegante.
El repertorio giró en torno a su primer álbum, con canciones como "Una Nueva Esperanza IV" -con la que cerraron -, "El Último Pensamiento", "Decir Adiós" o "Llorarte sin querer", a las que sumaron algún pequeño adelanto del que será su segundo trabajo. Tuvieron problemas de sonido al inicio de la actuación que supieron resolver con oficio, sin perder en ningún momento el hilo ni la conexión con el público
El barcelonés Hey Kid, nombre artístico de Santiago Vancells, fue el encargado de abrir el escenario A Coruña, el segundo del recinto, y lo hizo con una muy buena acogida de público pese a la hora temprana. Con un sonido de indie pop brillante y pegadizo, y un timbre vocal que por momentos recuerda al de David Ruiz de La M.O.D.A., presentó los temas de su primer disco, "A Nuevos Lugares", con frescura y emoción.
Canciones como "Noche de San Juan", "Nuestra Verdad", "Los Lugares Donde Irás" o "Un Viernes de Enero", con Inazio, en una colaboración cálida y natural que marcó un punto de inflexión, conectaron con facilidad con la audiencia. Pero el auténtico punto álgido llegó con "Lo que haga falta", en la que se les unió también Íñigo Quintero para una colaboración a tres voces que se convirtió por mérito propio en uno de los grandes momentos del día. La ovación fue tan intensa como inesperada en una franja que normalmente pasa más desapercibida.
La banda madrileña Tu Otra Bonita firmó uno de los mejores conciertos del festival, a pesar del horario temprano y el sol castigador de media tarde. Lo agradecieron desde el escenario con sinceridad y entrega, y devolvieron ese cariño con una actuación vibrante y emocional, donde el pop, el indie, la rumba y el flamenco se fundieron de forma natural.
Aprovecharon también para dejar claro su posicionamiento respecto a la situación en Palestina, condenando el genocidio que se está produciendo, aunque matizando que como grupo pequeño no pueden permitirse renunciar a tocar en festivales, sobre todo en un norte de España que no siempre les da espacio. Lo hicieron con humildad, sin imposturas y con una cercanía que marcó el tono de su actuación.
El repertorio fue un repaso lleno de fuerza a sus canciones más reconocidas: "Setas", "Coloreado de Azul" - imposible no corearla - o "Cabeza de cartel", en la que Héctor Lacosta se lanzó al público y cantó entre la gente, absolutamente on fire. También sonaron temas como "Nadie", o para cerrar, un precioso combo formado por "Alegría de Vivir" y "Azul Verdoso". Salieron ovacionados y con razón. No dejéis de verlos si se os presenta la oportunidad-
Elena Rose ofreció un concierto cercano y lleno de emoción, combinando fuerza escénica con momentos de gran ternura. Subió al escenario con una camiseta dorada del Deportivo de La Coruña y una sonrisa agradecida por el apoyo de los muchos venezolanos presentes entre el público, que corearon cada tema como si se tratara de un reencuentro íntimo.
Aunque lamentó no poder contar con su banda habitual, supo llenar el escenario con su presencia y su voz. No fue casualidad su nominación a los Latin Grammy, y lo demostró con una interpretación honesta y vibrante de temas como "Bayamón", "Caracas en el 2000", "Guatapé" o "Me lo merezco", que presentó con un mensaje inspirador en el que invitaba al público a buscar un sueño, luchar por él y lograrlo.
Una actuación de las que van de menos a más y que terminó por conquistar por su magnetismo sincero y por el carisma de una artista que, sin grandes artificios, supo conectar.
La tarde seguía avanzando bajo el cielo despejado del Muelle cuando Pignoise tomó el relevo en el escenario principal, atrayendo a una audiencia intergeneracional que creció con su música o la descubrió más tarde, pero que la coreó con idéntica intensidad. El grupo madrileño, con Álvaro Benito al frente, volvió a demostrar que el paso del tiempo no ha restado ni una pizca de pegada a su propuesta: pop-punk melódico, directo y cargado de nostalgia.
Abrieron con la combativa "Nada podrá salvarte", y de ahí en adelante fueron encadenando sin descanso temas tan reconocibles como "Todo me da igual", "Cama vacía", "Quiero" o la siempre coreada "Sube a mi cohete", que hizo saltar al público como si no hubiera pasado una década. Presentaron también temas nuevos, destacando especialmente "Atardecer", perteneciente a su próximo álbum, que fue recibido con expectación y entusiasmo. No faltaron los clásicos incontestables como "Nada que perder", "Estoy enfermo" o el cierre con "Te entiendo", el colofón perfecto para un directo enérgico y sin concesiones.
Sin necesidad de efectos grandilocuentes, el trío se mantuvo fiel a su esencia: canciones redondas, guitarras afiladas y letras que siguen doliendo como en la adolescencia. Una hora de concierto que supo a regreso por todo lo alto, con la banda sonando compacta, sin artificios, y conectando con un público que agradeció cada golpe de batería como si fuera el primero.
En este momento decidimos recobrar fuerzas y posicionarnos bien para el siguiente concierto, sacrificando con gran dolor la actuación de una ex-operación triunfo Miriam Rodríguez que sonaba realmente bien desde la distancia
El escenario Estrella Galicia acogió a Mikel Izal para una actuación muy esperada que no decepcionó. El artista madrileño presentó un repertorio cuidadosamente seleccionado, donde combinó sus propios temas con varios covers de su antigua banda IZAL, en una muestra de respeto y nostalgia que conectó profundamente con los asistentes.
El concierto arrancó con "El miedo", tema que marcó el tono intenso y emotivo de la noche. La energía se mantuvo alta con canciones como "La gula" y "La increíble historia del hombre que podía volar pero no sabía cómo", una de las joyas de su anterior etapa. Entre los momentos más destacados, Izal regaló versiones impecables de clásicos de la banda como "Pánico práctico", "Despedida" y "Pausa", equilibrando el recuerdo con la evolución de su carrera en solitario.
Con un sonido sólido y una presencia escénica carismática, Izal no perdió la oportunidad de entregar temas llenos de fuerza y sensibilidad como "El grito", "La rabia" o "La fe". La emoción se palpó en cada acorde, en cada letra, especialmente durante piezas como "Pequeña gran revolución" o el emblemático "Copacabana".
El cierre, a ritmo de "El paraíso", dejó al público con la sensación de haber vivido un viaje intenso a través de la historia y la evolución musical de Mikel Izal. Su voz, firme y expresiva, junto a una banda compenetrada, dibujaron una actuación que fue tanto un homenaje a su legado como una reafirmación de su presente artístico.
El escenario A Coruña fue testigo de la actuación de Marlon, que con su estilo fresco y desenfadado, logró animar a un público que ya empezaba a notar el desgaste del día. La banda madrileña presentó un repertorio que combinó temas propios con una divertida y sorprendente versión del clásico de Hombres G, "Voy a pasármelo bien", que puso a todos a cantar y bailar desde el primer instante.
Arrancaron con "Marzo en febrero", uno de sus temas más reconocibles, seguido por el enérgico "24/7", y "Mi Macarena", que, con su ritmo contagioso, volvió a prender la llama del público. No faltaron tampoco canciones como "De perreo" y "Olvidé olvidarte", que demostraron la versatilidad del grupo y su capacidad para mezclar pop y sonidos urbanos sin perder su identidad.
La propuesta de Marlon fue sin duda una bocanada de aire fresco en la noche del Morriña Fest, con un directo lleno de buen humor, energía positiva y la intención clara de que nadie parase de moverse y disfrutar. Su conexión con el público se tradujo en una actuación cercana y vibrante, que dejó el ambiente listo para las siguientes estrellas del festival.
Vestida completamente de blanco y acompañada por un cuerpo de bailarines igualmente impecables, Nathy Peluso se presentó ante un Muelle de Batería completamente abarrotado, con unos 17.000 espectadores entregados a su energía y carisma que nos obligaron a asistir al concierto desde la distancia. La argentina desplegó un show cuidadosamente coreografiado y potente que combinó con un repertorio variado, donde el hip hop, la música latina y el soul se entrelazan con una fuerza arrolladora.
El concierto arrancó con la fuerza de "Corleone" y siguió con canciones que mostraron la versatilidad y el carácter de la artista, como "Aprender a amar", "Business Woman" y una sorprendente versión del "Ateo" de C. Tangana que sorprendió y encandiló a la audiencia. Temas como "Mafiosa", "Puro veneno" o "Erotika" mantuvieron la intensidad y el ritmo, mientras que la interpretación de "Music Sessions #36" fue uno de los momentos más celebrados.
No faltaron tampoco canciones emblemáticas como "Sana sana" y "Menina", que equilibraron la energía con momentos de sensibilidad y profundidad. El broche de oro lo puso con un homenaje lleno de sentimiento a "Vivir así es morir de amor", dejando claro que su capacidad para emocionar es tan poderosa como su energía en el escenario.
La actuación de Nathy Peluso fue uno de los puntos culminantes de la segunda jornada del Morriña Fest, reafirmando su estatus como una de las artistas más fascinantes y explosivas de la música actual.
El cuarteto madrileño Ginebras llevó su energía fresca y desenfadada al escenario A Coruña, donde desplegaron un repertorio vibrante que conectó de inmediato con el público. Su sonido indie-pop, directo y lleno de ironía, navegó entre temas propios y versiones bien elegidas, con una puesta en escena sencilla pero efectiva que potenciaba la cercanía con sus seguidores.
Lo dieron todo en su actuación, y el hecho de que Magüi Berto sea natural de A Coruña convirtió el concierto en un momento muy especial para todos los presentes. La conexión con el público se hizo aún más intensa cuando, frente a unos compañeros de instituto que reconoció desde el escenario, Magüi se quedó sola al piano para interpretar "Muchas gracias por venir", un instante cargado de emoción y cercanía.
La banda mantuvo la energía con temas como "Billie Max", "Alex Turner" y "Cosas moradas", demostrando la mezcla perfecta entre sensibilidad y desparpajo que caracteriza su sonido indie-pop. Además, no faltaron momentos divertidos, como el rápido destete de Sandra Sabater durante "En bolas", que arrancó sonrisas y risas en el público.
Canciones como "Paco y Carmela", "Chico pum" y la versión del éxito "Con altura" de J Balvin y Rosalía, animaron a la audiencia y crearon un ambiente festivo y muy participativo.
El concierto terminó con la intensidad de "Bailando mal" y el himno de la banda, "La típica canción", dejando claro que Ginebras son ya una de las propuestas más originales y carismáticas de la escena actual.
Vestido de manera impecable y acompañado de una gran banda, cuerpo de baile y un montaje espectacular, Ozuna fue el encargado de cerrar para nosotros un Morriña Fest ante un recinto totalmente abarrotado. Desde el primer tema, el puertorriqueño logró encender la noche con su carisma y su ritmo contagioso.
Durante su concierto sonaron grandes éxitos como "Vaina loca", "Yo x ti, tú x mí" (su colaboración con Rosalía), "Ibiza", "Criminal", "Taki Taki" (cover de DJ Snake) y "Te boté", generando un ambiente de euforia y baile ininterrumpido.
El broche final llegó con "El farsante", dejando a un público entregado y exhausto tras tantas horas de música, diversión, calor y baile.
Fue la despedida perfecta para nosotros, aunque la noche continuó con las actuaciones de Mar Lucas y Jhayco, que prolongaron la fiesta hasta altas horas y a los que prometemos ver en ocasiones venideras.
Felicitar a todos los trabajadores del Festival (barrras, seguridad, pulseración, limpieza, organización...) por lo conseguido y el buen hacer diario, y ya con ganas de ver con lo que nos sorprenden el próximo verano.
Os dejamos con la galería de fotos de la jornada: