El pasado sábado 15 de febrero nos encontrábamos, poco antes de las 19:00 horas de la tarde, a las puertas de la Sala Capitol, aún dudando de si seríamos víctimas de algún tipo de broma macabra. Y es que nos costaba mucho asimilar que, en un par de horas, la banda australiana Airbourne, que es cabeza de cartel en cualquier festival de metal internacional que propongamos, iba a actuar ante nosotros con el límite de gente y la cercanía que te da una sala que, por supuesto, iba a estar abarrotada. Santiago fue la afortunada de esa experiencia, que solo han podido vivir otras tres ciudades en esta minigira por las salas de nuestro país. Para muchos de los que allí estuvimos, será uno de esos conciertos que nos llevaremos frescos a nuestras metaleras tumbas. Y lo mejor de todo es que no vinieron solos...
Con puntualidad británica (propia de la casa), los ingleses Asomvel salieron a escena en un escenario muy reducido al contar con el equipo de los australianos por detrás y su propio murallón de amplificadores Marshall a sus espaldas. La estética de su cantante y su sonido pronto nos recordaron a Motörhead, y a mitad del primer tema ya tenían a toda la sala enganchada a su propuesta. Sonaba "Louder & Louder", el single oficial estrenado en 2023, y que en su video oficial en YouTube ya supera las 100.000 visitas. Sin pausa, continuaron con "Born to Rock N Roll", el tema que le da título a su nuevo álbum y del que se hartarían a vender vinilos en el merch y firmarlos en la calle tras el concierto. Siguieron con "Beware the Full Moon" y "Outside the Law" (del mismo álbum), con una incursión entre ambos temas de "Payback’s Bitch" (del álbum World Shaker de 2019). Cuando el concierto llegaba a su ecuador, "Into the Fire" y "Stone Cold Stare" sonaban a toda potencia. Ya todos estábamos convencidos de que estábamos ante los únicos y verdaderos sucesores de Motörhead, lo que también ayudaba el anteriormente mencionado parecido físico de Ralph Bass a Lemmy, su manera de tocar el bajo (como si de una guitarra eléctrica se tratara) y su voz resacosa empapada en alcohol. "Stone Cold Stare" nos recordó a "Jay Jay Winter" (tío de Ralph y primer vocalista de la banda, fallecido trágicamente en un accidente de tráfico justo cuando su primer álbum, Kamikaze, estaba recibiendo todo tipo de elogios). De ahí al final, cuatro temas para disfrutar de Jani Pasanen a la batería y esos dos pedazos de monstruos a las cinco cuerdas como son Stel y Leny Robinson. "World Shaker", "Luck for Losers", "Light’em Up" y "The Nightmare Ain't Over" fueron el póker elegido para terminar. Sabiendo la admiración de Airbourne por el legado de Lemmy Kilmister, y visto lo visto, la banda telonera no podría haber sido mejor.
Y llegó el momento de Airbourne tras un cambio de bandas frenético. Con la intro de "
Ready to Rock", Ryan O’Keeffe se asentó en la batería para dar comienzo a un show que un servidor no olvidará en su vida. En el segundo tema, ya un tiro a la yugular con "
Too Fast, Too Much, Too Young", ese tema que los consagró en 2007 y que suena a AC/DC más que los propios AC/DC. "
Back in the Game" sonó mientras los técnicos intentaban solucionar los fallos en los altavoces frontales del lado izquierdo (derecho para el público). "
Burnout the Nitro" hizo honor a su título para que pudiésemos disfrutar de la velocidad y consistencia a las cuerdas de esa dupla que forman Justin Street y Brett Tyrrell, siempre en segundo plano pero siempre ahí. A partir de ese momento, el ESPECTÁCULO de Joel O’Keeffe, el carismático hermano mayor, que en "
Girls in Black" se pone a lomos de un pipa y se pone a cabalgar tocando su guitarra entre el público para pausarse en mitad de este y reventar una lata roja de cerveza contra su cabeza, regando al personal y trayendo una lluvia empapada en alcohol a Santiago, mientras el público estallaba en una orgía de diversión. "
Breaking Outta Hell", el tema de 2016 que daba nombre a su cuarto trabajo, fue el siguiente elegido para continuar la fiesta con un Joel ya totalmente desatado que se daba baños constantes de cerveza y cuya melena salpicaba salvajemente al compás de la música. Parón para sacar un minibar con homenaje a Lemmy y Motörhead incluido, y nuestro showman favorito vacía un Jack Daniels entero en cuatro vasos que, regados con cola, recibirán cuatro afortunados espectadores (entre ellos nuestro compañero) y que pasarán de mano en mano de padres a hijos (muchos) y de hermanos del Rock a hermanos del Rock. Turno para "
It’s All For Rock N Roll" (el tema que cerraba el trabajo anteriormente mencionado y que daba título a su documental oficial) y cierre en falso de la fiesta previo a los bises con "
Stand Up For Rock N Roll", poniendo a toda la Capitol agachada y levantándola al grito de “Levántate para el Rock And Roll”.
Para el retorno a los escenarios, el hermano pequeño, Ryan, apareció en escena para poner a girar una vieja alarma de la Segunda Guerra Mundial que, entre penumbras, puso al público en pie al saber que era el turno de "
Live It Up". A partir de este momento, 10 minutos de locura que pasarán a la historia de la Capitol y que permanecerán imborrables en los espectadores y el equipo de limpieza de la sala. Joel comenzó el tema de rodillas con un solo de guitarra, dándole tiempo a la banda a colocarse y a su hermano a coger las batutas para sonar demoledores. En mitad del tema, decidió pedirle al público que se comportara como pequeños Castellers para suministrarle cañas de cerveza desde el escenario, primero a las filas delanteras, pronto al fondo del escenario e incluso al anfiteatro, y lo consiguió con un porcentaje de precisión que firmaría el mismísimo Stephen Curry para sus Warriors, con un público que coreaba cada recepción como si de un touchdown se tratase. Terminaron el tema cantando el Alirón (oe, oe, oe...) en un ejercicio de catarsis colectiva previo a la despedida (no podía ser de otra manera) con "
Running Wild", que los catapultó a la fama hace 16 años, cuando todos quedamos impactados viendo un video musical en el que la banda daba un concierto en un tráiler conducido por Lemmy Kilmister, mientras las noticias daban cuenta de cómo la policía de Los Ángeles los perseguía por carretera y aire. Un Lemmy siempre tan presente y que justificaba el porqué de Asomvel como los elegidos, y un temazo para cerrar una noche perfecta en Santiago (para todos, menos para los limpiadores de la Sala).

Un auténtico placer ver a bandas que llenan estadios en salas y un privilegio ser uno de los afortunados que estuvimos allí y para resumir un comentario de un espectador: “Si tuviera que elegir a cual acudir, a lo mejor por historia AC/DC pero por música y espectáculo estos”
Os dejamos con la galería de fotos del concierto: