Actuaba ante un Coliseum totalmente repleto, con más de 10.000 espectadores que no se dejaron amedrentar por la lluvia en una desapacible tarde de domingo. El calor lo puso él, desde el primer momento, con una entrega total y una puesta en escena de primer nivel.
El espectáculo arrancó a lo grande, exactamente a las ocho y media de la noche, con una combinación explosiva: "Bailemos otra vez", "Salomé" y "Bum Bum" encendieron al público desde el minuto uno. Con una coreografía impecable, músicos en directo y un cuerpo de baile entregado, Chayanne demostró que sigue siendo sinónimo de espectáculo. Las luces, los efectos visuales y su sonrisa eterna crearon el ambiente perfecto para lo que vendría después.
En uno de los momentos más emotivos de la noche, el propio Chayanne se dirigió al público para disculparse por haber tardado tanto en volver: "hacía catorce años que no pisaba los escenarios españoles". Explicó que tenía previsto hacerlo justo antes de la pandemia, pero que todo se truncó, y confesó con emoción que este era ya el concierto número 69 de su gira, y que “le hacía mucha falta venir a España”. Las palabras, sinceras y cercanas, arrancaron una gran ovación y sellaron aún más el vínculo con sus seguidores.
Sin perder el ritmo, "El centro de mi corazón" trajo una dosis de romanticismo que contrastó con la electricidad del inicio, y fue solo el principio de un viaje musical que combinó pasión y nostalgia a partes iguales. La intensidad subió con "Provócame" y "Caprichosa", dos clásicos que provocaron gritos, aplausos y una ovación cerrada.
A lo largo de la noche, Chayanne equilibró sabiamente las baladas que nos rompieron el alma en los noventa con las canciones más rítmicas que siguen haciendo mover caderas en cualquier pista. "Cuidarte el alma" y "Atado a tu amor" pusieron el corazón en un puño, mientras que "La clave" y "Baila baila" nos recordaron que lo suyo también es el movimiento, el calor y la alegría.
Uno de los momentos más intensos llegó con "Y tú te vas", cantada a coro por todo el recinto. Fue ese instante en el que el Coliseum pareció detenerse en el tiempo, con miles de luces de móviles iluminando el aire y un Chayanne entregado por completo.
Después llegó uno de los segmentos más celebrados: un medley que hizo un repaso por algunos de sus mayores éxitos —"Yo te amo", "Volver a nacer", "Tu pirata soy yo" y "Completamente enamorado"—, en una secuencia que combinó emoción, recuerdos y un sentimiento compartido de agradecimiento por tantos años de música.
Pero aún quedaba mucha fiesta por delante. Con "Palo bonito", "Este ritmo se baila así" y "Fiesta en América", el Coliseum vibró con sabor latino, en una auténtica explosión de alegría y baile. Y justo cuando parecía que no podía haber más emoción, llegó "Si nos quedara poco tiempo", un canto a lo esencial, que muchos vivieron con lágrimas en los ojos.
En la recta final, el puertorriqueño ofreció una secuencia perfecta. Antes de interpretar "Te amo y punto", tomó un momento para hablar con el corazón en la mano sobre la importancia de la familia. Con voz serena y emocionada, defendió el valor de los vínculos familiares, del amor que permanece a pesar de las dificultades y de la necesidad de cuidar a los nuestros. “La familia es el refugio, el lugar al que siempre se vuelve”, dijo, provocando un silencio respetuoso y una oleada de aplausos. Entonces, con ese sentimiento a flor de piel, arrancó una de sus canciones más recientes, que ganó aún más fuerza bajo ese contexto.
La nueva "Te amo y punto" se fusionó con el mensaje universal de "Humanos a Marte" y la ternura de "Como tú y yo". Luego llegó "Madre Tierra", un canto a la vida que Chayanne presentó con una sonrisa y un mensaje de esperanza.
A lo largo del concierto, el artista sorprendió también con hasta cuatro cambios de vestuario, que acompañaron con estilo y elegancia la evolución del repertorio: del ritmo caribeño a la balada, del pop más vibrante al romanticismo más puro, siempre con la elegancia que lo caracteriza.
El tramo final fue pura entrega. "Dejaría todo" nos recordó por qué su voz ha marcado generaciones, y entonces llegó el colofón que convirtió la noche en leyenda: "Tiempo de vals", ese himno eterno que fue coreado como una ceremonia colectiva.
Uno de los momentos más curiosos y celebrados de la noche llegó justo después, durante "Bailando bachata". En un gesto de complicidad con el público, Chayanne eligió a una afortunada espectadora para subir al escenario a bailar con él. Con naturalidad y encanto, no dudó en hacerse selfies con ella, bromear y bailar agarrado, desatando los aplausos y suspiros de todo el Coliseum. Fue un instante que condensó a la perfección su cercanía, su calidez y su talento para hacer sentir especial a cada persona presente.
A continuación, "Un siglo sin ti", quizás la balada más coreada de la noche, cerró con emoción el bloque romántico. Y para finalizar por todo lo alto, cómo no, "Torero", que desató la locura final y dejó al público eufórico, agradecido y con el corazón lleno.
Chayanne no solo ofreció un concierto: regaló una noche de conexión total, de recuerdos compartidos, de pasión, ritmo y emoción. A Coruña bailó, cantó y se emocionó con él. Y mientras se apagaban las luces del Coliseum, todos sabíamos que habíamos sido parte de algo más que un espectáculo. Habíamos vivido una celebración de vida y música al estilo Chayanne.
Os dejamos con la galería de fotos del concierto: