La noche del miércoles 30 de abril, la legendaria banda argentina Rata Blanca, considerada una de las mejores formaciones de hard rock y heavy metal en castellano, aterrizó en la Sala Capitol de Santiago de Compostela para ofrecer una nueva muestra de su propuesta épica y poderosa. Este concierto marcó el inicio de una gira que llevará al grupo por nueve ciudades españolas, con un cierre previsto para el 11 de mayo en Málaga.
A pesar de la lluvia persistente y de tratarse de un día laborable, el recinto presentó tres cuartos de su aforo completo, reflejo de una base de seguidores fieles y entusiastas. Entre ellos, numerosos fans argentinos ondeaban con orgullo sus banderas, dando al ambiente un carácter casi litúrgico.
El concierto comenzó con 40 minutos de retraso, y el arranque fue tan inesperado como accidentado. Apenas iniciado "Hijos de la tempestad", el guitarrista y líder Walter Giardino sufrió una caída sobre el escenario. Con serenidad, explicó más tarde al público que sufría un esguince en una pierna, motivo por el cual optó por tocar gran parte del concierto sentado en una silla, sin por ello renunciar a su virtuosismo ni a su carácter. “Voy a hacer un esfuerzo por el bien del rock and roll”, dijo entre aplausos.
A lo largo del concierto, no faltaron los momentos de cercanía y humor. En uno de ellos, el vocalista Adrián Barilari arrancó risas sinceras al público al comentar que les encantaba volver a España, entre otras cosas, porque así podían “comer buen jamón serrano”. Un comentario que reforzó el clima distendido entre banda y asistentes, y que fue recibido con carcajadas y aplausos.
El repertorio recorrió algunos de los momentos más intensos de la discografía de la banda: "Diario de una sombra", "Solo para animarte", "Volviendo a casa", y "Talismán" levantaron los ánimos entre el público. El grupo se mantuvo compacto y profesional en todo momento, con un despliegue generoso de energía y detalles: Giardino y compañía repartieron púas en repetidas ocasiones, tanto durante como al final del concierto, en una muestra de cercanía hacia los fans más entregados.
Sin embargo, el gran punto débil de la noche fue el sonido. La deficiente ecualización de la voz de Barilari, apenas audible en muchos pasajes del concierto, impidió disfrutar plenamente de temas como "Nada es fácil sin tu amor", "Mujer amante" o "Aún estás en mis sueños", que perdieron parte de su carga emocional. Fue un detalle técnico que, sin ser responsabilidad directa de la banda, restó impacto a un repertorio que suele brillar por su fuerza melódica y lírica.
A pesar de estos inconvenientes, la conexión emocional con el público se mantuvo intacta. Muchos corearon los solos de guitarra, otros alzaban banderas y camisetas, y la ovación final fue tan intensa como merecida.
El cierre llegó con la mítica "La leyenda del hada y el mago", coreada de principio a fin como un himno generacional. Fue el momento de mayor comunión entre banda y audiencia, donde las luces, los riffs y las voces se fundieron en un acto de fe colectiva en el poder del rock. Una despedida épica para una noche irregular pero inolvidable, marcada por la entrega de unos músicos que, pese a las dificultades, decidieron seguir adelante por respeto a su legado… y a su público.
Os dejamos con la galería de fotos del concierto: