La noche del sábado 21 de junio quedará grabada en la memoria de muchos coruñeses y gallegos desplazados desde diversos puntos de nuestra comunidad y algún que otro paisano asturiano como la primera vez que Rigoberta Bandini pisaba Galicia para presentar su nuevo trabajo, "Jesucrista Superstar" (2025), título que también da nombre a la gira con la que está recorriendo España este año. Puntual como un reloj, a las 22:00 en punto, las luces del Coliseum se apagaron para dar paso a un espectáculo que desbordó energía, humor, reivindicación y comunión colectiva.
Rigoberta apareció rodeada de una gran banda, formada por cuatro músicos: Marina Arrufat a la batería, Andrea Puig a las guitarras, Alex Marques al bajo y Esteban Navarro a los teclados, este último encargado de hilar el show y poner ritmo a las raves que vivimos entre algunas canciones, sostuvieron el show con solvencia de principio a fin, y un vibrante grupo de cinco coristas formado por la gran Belén Barenys (sin la que no se puede entender ningún concierto de Paula), Marta Trujillo, Júlia Bonjoch, Berta Gratacòs y Yasmina Azlor que, más que acompañar, tejieron una narrativa visual y sonora que encajó con la puesta en escena casi teatral. Cada canción estuvo arropada por coreografías y una iluminación que jugaba entre lo celestial y lo festivo, subrayando ese tono tragicómico tan propio de la artista catalana.
El arranque, con "JAJAJA", marcó enseguida el tono: risas, ironía y una explosión de voces que contagió al público desde el primer minuto. Siguieron "C.X.T (Club Xavalas Tristes)" y "Simpática pero problemática", dos temas que ejemplifican a la perfección esa mezcla de confesión íntima y humor afilado que define el universo Bandini y que se incluyen en este nuevo trabajo de la artista.
A medida que avanzaba el repertorio disfrutamos de temas como —"VuelaaAAaa", "Enamorados" o "Brindis!!!"— a medida que la conexión entre artista y público se hizo tan evidente como natural. No faltaron los himnos de sus anteriores etapas coreados a pleno pulmón, como "In Spain We Call It Soledad" o "Miami Beach" el primer tema que conocimos de este nuevo disco, que convirtieron el Coliseum en una pista de baile sin complejos dirigida como no podía ser de otra manera por Esteban.
Entre canción y canción, Rigoberta se mostró cercana, combinando momentos de discurso casi litúrgico con bromas espontáneas y gestos de cariño hacia sus fans gallegos, a quienes no dejó de recordar que le encantaba Galicia y que este año porfía podría venir de vacaciones a nuestra tierra. La complicidad se hizo aún más palpable cuando la catalana interpretó "Amore Amore Amore" enfundada en una bata y acompañada de Barenys repartiendo chupitos entre el público, generó uno de los momentos más icónicos y de comunión de la noche.
Los temas se sucedieron sin apenas respiro: "Aprenderás", "Si Muriera Mañana", "La Pulga en el sofá" o "Pamela Anderson" que hizo las delicias de un Coliseum que no paraba de saltar, gritar y corear los estribillos, llegó su versión de "El amor" de Massiel, y una retahíla de hits que culminaron en un tramo final explosivo: "Perra" con el que casi se viene abajo el Coliseum, "Los milagros nunca ocurren al salir de un after" canción tranquila para bajar pulsaciones y disfrutar de la voz de Rigoberta en un tono más lírico, "Así bailaba", "KAIMAN" y "Too Many Drugs" hicieron temblar el recinto entre bailes y saltos de pura catarsis pop.
El público, entregado de principio a fin, reclamó más tras la falsa despedida. Y Rigoberta volvió para un bis que hizo rugir el Coliseum: "Ay mamá" se cantó a coro como un mantra feminista y generacional y que le otorgó a todos los que estaban sobre el escenario una ovación cerrada de más de cinco minutos de duración con todo el Coliseum puesto en pie como reconocimiento, seguida de su versión de "Busco un centro de gravedad permanente" y un cierre con "Abraxas" que dejó a todos con la sensación de haber asistido a una misa profana, luminosa y profundamente liberadora.
Más que un concierto, Rigoberta Bandini ofreció un ritual de celebración, un canto a la libertad emocional y un espectáculo visual y sonoro a la altura de su carisma. Galicia ya la esperaba de nuevo para volver a disfrutar de uno de los mejores shows del ño, y quizás porque no de la última década.
Os dejamos con la galería de fotos del concierto: