El Atlantic Fest: Horarios e Info útil

A poco menos de unas semanas para volver a llenar Vilagarcía de Arousa y el entorno de la playa de A concha de música, la organización del Atlantic Fest nos presenta las últimas novedades e informaciones acerca del festival para que no sólo nos podamos organizar con tiempo los horarios de nuestros grupos favoritos, sino que podamos vivir el festival en toda su plenitud. Una de las novedades de esta edición, es referida al recinto, que mantiene los dos escenarios con los que contaba la pasada edición: Esecanario Vibra Mahou y Escenario Galicia Calidade que modificarán su ubicación situándose en el entorno e la arboleda y frente al mar respectivamente. La entrada al recinto se verá modificada, ya que pasará a realizarse (debido a las obras en el entorno portuario) a través del paseo marítimo entrando directamente en la arbolada. La zona arbolada repetirá y volverá a acoger la zona gastro donde podremos reponer fuerzas para los conciertos y se mantiene la zona niños situada en el paseo de...

Sanguijuelas en Rebullón: folklore, fuego y licor café

Sanguijuelas del Guadiana no es un grupo cualquiera. Son tres jóvenes —Carlos, Juan y Víctor— que desde Casas de Don Pedro, en plena Siberia Extremeña, han creado un proyecto musical tan arraigado como libre. Su música es un puente entre la raíz y lo contemporáneo: mezclan el folclore extremeño con rock, rumba, electrónica y sonidos urbanos. Pero lo que más cala de ellos no es solo su sonido, sino lo que cuentan: la vida en el pueblo, la infancia, las fiestas, la migración a las ciudades, y esa tensión constante entre lo que se deja atrás y lo que se quiere alcanzar.



El concierto en la Sala Rebullón de Mos, el pasado domingo 1 de junio, giró en torno a "Revolá", su primer disco, recién salido del horno. Un trabajo que narra con crudeza y ternura la historia de unos chavales de pueblo que tienen que dejar su tierra para perseguir sus sueños en la capital. Con esa base, lo que ocurrió en la Rebullón fue algo más que música: fue una confesión colectiva, una celebración y también una herida abierta.

Desde el primer acorde de "Yesca" ya sabíamos que nos esperaban emociones fuertes. Con "Pa que me llamas" e "Intacto" nos metieron de lleno en su universo. En "Me da igual" ya nadie se guardaba nada, y con "El Estandarte" nos tenían totalmente entregados.



"La brecha" nos atravesó con una calma honda, "Siempre +" nos volvió a levantar con garra, y "Ay que Dolor" —esa versión de Los Chunguitos— desató una oleada de voces y palmas que nos unió a todos. Siguieron "Jaribe" y la "Jota Final", con su mezcla arrolladora, y luego "Revolá", que sonó como una declaración de intenciones: el tema que da título al disco fue pura catarsis.

El momento de piel erizada llegó con "Me quedaré", un homenaje a Estopa. Después vino "Puñales de Plata", que ya es un himno, y que remataron con unos tangos que nos dejaron en silencio. Y por si faltaba emoción, llegaron "100 Amapolas", "Mirando por los míos" y "Septiembre", que nos llevaron de la euforia al recogimiento.



Y entonces llegó "Llevadme a mi Extremadura". Fue el cierre, pero también la cumbre emocional de la noche. Los tres —Carlos, Juan y Víctor— se colocaron juntos al micro, hombro con hombro, y con ellos también Manu Oliva, que no solo había aportado toda la noche su talento a la batería, sino que ahora se sumaba también a la voz, cerrando el círculo con un gesto lleno de cariño y compromiso.

La versión del clásico de Los Cabales no fue una simple interpretación: fue una declaración de identidad. Una forma de honrar a un grupo que para ellos es mucho más que música; es historia compartida, es discurso común. En ese cante se colaron las voces de sus padres y abuelos, de quienes se dejaron la piel en una Extremadura a menudo olvidada, de quienes tuvieron que marcharse para sobrevivir, de quienes soñaron con volver.



Cantarlo así, todos al micro, fue una manera de abrazar sus raíces y compartirlas con todos los presentes, como si nos dejaran entrar por un instante en su casa, en su pueblo, en su memoria. Fue un gesto íntimo y colectivo, profundo y frágil. Y ahí, en ese silencio lleno de respeto, entendimos que a veces una canción puede ser mucho más que una despedida: puede ser un regreso.

El ambiente no solo lo puso la banda. Un par de días antes, Sanguijuelas había actuado en A Cofradía Taberna Cultural de Vilanova de Arousa, donde se creó un vínculo tan fuerte que algunos miembros del equipo de la sala viajaron hasta Mos para volver a vivirlo. Y no solo eso: en pleno concierto, entre risas, abrazos y complicidades, se atrevieron a subir al escenario para invitar a la banda a chupitos de licor café. Fue un momento mágico: un brindis entre la Siberia Extremeña y las Rías Baixas. Un gesto que selló un lazo de unión entre culturas, entre pueblos que se entienden desde la música, la ternura y la lucha compartida.



Y mientras todo eso pasaba sobre el escenario, la sala también hablaba. Porque Rebullón lucía orgullosa a sus dos “Melómanos”, las esculturas que representan el Premio Martín Códax da Música a la mejor Sala de Conciertos de Galicia. Uno de ellos, recién concedido esa misma semana. Y no podía haber mejor celebración para una victoria tan merecida que este concierto de Sanguijuelas del Guadiana. Era el triunfo de un equipo —el de Alberto, Pelu, Cao…— que lleva años defendiendo la música en directo con pasión y resistencia.

Fue una noche de esas que no se olvidan. Donde la música no solo se escuchó: se vivió. Donde un disco como "Revolá" encontró el escenario perfecto para echar a volar. Y donde, entre chupitos, tangos, distorsiones, jotas y canciones heredadas, una generación se encontró con otra, y todos entendimos que hay cosas que no se deben perder. Porque si hay algo que nos salva —aunque duela, aunque pique, aunque eche raíces lejos de casa— es seguir cantando juntos.

Os dejamos con la galería de fotos del concierto: